No tomar el Nombre de Dios en vano es más difícil de lo que parece.

Sobre todo porque, ya que nos llamamos «cristianos», implica vivir de modo coherente. La blasfemia es fácil de detectar en los videos, las redes sociales, la música, los movimientos de ideologías radicales y demás… Sin embargo, en este episodio nos damos cuenta de que hacemos mal uso del Nombre de Dios en fallas más sutiles y comunes. Denunciando las Falsas Máximas, encontramos también que hay Verdades Claras: santificar el Nombre de Dios con nuestra vida y testimonio.


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